Cuando andas por la calle, ¿no te ha pasado que alguna vez has cruzado la mirada con la persona que viene de frente y durante ese corto momento has sentido algo? Llámalo sorpresa, curiosidad, temor, impacto, nostalgia, etc.

Hay muchos tipos de miradas y todas ellas a cada uno nos hacen sentir algo único que nos pertenece, que se queda entre esos dos perfectos desconocidos durante las breves décimas de segundo en las que se tarda en dirigirse hacia dos polos totalmente opuestos.

Miradas de desconocidos que se cruzan en mitad de un semáforo en verde. Miradas curiosas que se estudian durante el breve momento que dura darse la espalda. Miradas interrogativas que te dejan con ganas de conocer más a un perfecto desconocido con el que nunca has hablado. Miradas cálidas acompañadas de una sonrisa y unas mejillas coloradas. Miradas desafiantes que juegan a ver quien baja antes la vista. Miradas dulzonas e, incluso, empalagosas que te llenan de temor, haciendo que un escalofrío te recorra de arriba abajo. Miradas que te dejan con la duda de si os habíais visto antes… ¿Quién sabe? En mi caso, con la mala memoria que tengo, es fácil que el resto del camino me quede dándole vueltas a ese rostro tan familiar y al que no termino de identificar (ni al que lograré recordar).

A lo largo de nuestra vida seguro que hemos cruzado la mirada con gente que ya habíamos visto antes, que ya nos había hecho sentir algo en el pasado, pero que, por desgracia, olvidamos. Aunque no siempre, porque hay miradas que permanecen allí y no se van por mucho tiempo que pase. Hay otras miradas que se marcharon hace mucho tiempo y que cabe la posibilidad que nos observen desde otro lugar que desconocemos. Ojalá pudiésemos saber cómo nos mirarían ahora, después de tanto tiempo. ¿Lograría acordarme de tus ojos?

A veces me pregunto si hay miradas que nos suenan porque nos conocimos en otra vida. Qué ciegos somos en ocasiones…

En la actualidad, se han incorporado nuevas miradas que, paradójicamente, jamás hemos podido llegar a ver en nuestra vida, pero las cuales somos capaces de reconstruir en nuestra cabeza. Miradas virtuales entre desconocidos que se encuentran separados por miles de kilómetros. Miradas virtuales que no entienden de distancias y que nos acercan por muy lejos que estemos.

Hay miradas que hablan solas. Miradas cansadas que te cuentan historias de una vida dura y llena de sacrificios. Miradas risueñas que brillan por el calor del primer amor. Miradas llorosas. Miradas claras. Miradas sencillas. Miradas oscuras. Miradas rasgadas. Miradas profundas. Miradas inocentes. Miradas traviesas. Miradas nostálgicas. Miradas.