Todavía no entiendo cómo pueden seguir saliendo tantas lágrimas de mis entrañas, ni la facilidad con la que me he acostumbrado a tener la cara mojada. Tu luz ha dejado de reflejarse en mis mareas y ahora sales a borbotones de mis venas. Te llevas cada gota del aire con el que me llenaste, me asfixias sin quererlo, mi vida, y ya sé que tú no quieres hacerlo, pero me he hundido tanto en este dolor que oprime que he perdido la capacidad de volver a salir a la superficie. Desconocía que, en su transcurso por el espacio, el tiempo se parara para dejarte llorar, que un minuto pudiera pesarte tanto, hundirte tanto y atravesarte tanto. Desconocía que el reloj se te quedara mirando, inmóvil …