Nunca lo he dicho, pero una de las cosas que más feliz me hace y que más me ayuda a conocerme a mí misma y a quienes me acompañan es viajar. Por desgracia, mi economía particular todavía no me permite tachar todos los destinos que tengo pendientes en mi whishlist… Aun así, eso no supone un impedimento para aprovechar cualquier excusa y lanzarme a descubrir lugares que se alejan unos cuantos kilómetros de mi casa. En este caso, hablo de redescubrir una ciudad que me maravilló desde el primer momento en el que pisé sus aceras infinitas y me vi rodeada por enormes edificios revestidos de una elegancia y un arte tan clásico y regio que solo lo porta Madrid. Sin embargo, en todas las …