Aprovechando que la semana pasada fue la Fiesta del Cine – aunque, en realidad, y no sé si por desgracia o por gracia, solo fue de lunes a miércoles –, me ha dado tiempo a darme un atracón de pelis y palomitas. Pero, ¡¿cómo no hacerlo cuando las entradas están a 2’90?! Eso sí, lo que me ahorré en las entradas, me lo gasté en menús maxicombis para acompañar las diferentes cintas… Sin embargo, mereció la pena.

Antes de nada, he de decir que llevaba tiempo preparándome para esta semana – creo que es de las pocas cosas para las que me organizo con tiempo y dedicación –; revisé qué películas iban a aparecer en cartelera, me hice mi lista de favoritas y, aunque me llevé mis desilusiones porque no abarcaba todas las que quería ver – ¡Sergio G. Sánchez, te quedaste fuera de mi lista! –, me alegré de las propuestas cinematográficas que proponían para esta semana tan fantástica. Además, me dediqué a pedir a cualquier divinidad, energía o astro que no fuese mucha gente al cine para que no se agotaran las entradas – de verdad, me sabe fatal estar en la cola del cine y ver como ponen el papelito de “entradas agotadas” justo en la película que había decidido ir a ver, como le ocurre a cualquiera, imagino.

Como voy a clase por las tardes, la franja horaria que me quedaba para cumplir mi lista de deseos era muy pequeña y, por eso, solo he podido ver tres películas: Blade Runner 2049, Annabelle: Creation y madre! (sí, se escribe con minúscula). Ojalá alguien hubiese podido grabar mis caras al ver cada una de las tres películas – tipo como ocurre en las promociones de alguna marca en la que ponen una cámara oculta para grabar las reacciones de la gente –, porque vaya… Con las tres me llevé mis sorpresas.

Me gustaría hacer una breve crítica de todas las películas – y ¡como sé que me extiendo mucho! –, he pensado en dividirlo en varios posts, siguiendo el orden cronológico en el que las vi. ¡Espero que lo disfrutéis y os animéis a ir a verlas!

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Lunes 16 de octubre, 22:30 h.

<<¡Qué bien! ¡Primer día de la Fiesta del Cine y voy a poder irme pronto a dormir!>>.

Ay, pobre e ilusa Mar, no sabías que te iban a esperar 163 minutos de paisajes desoladores y sintetizadores a todo volumen. Lo sé, podría haber mirado cuánto iba a durar y es algo que suelo hacer, lo juro; sin embargo, ese día al ver que la película empezaba tan pronto, tampoco caí en que ¡acabaría saliendo del cine casi a la 01:30 de la noche! (Tomo nota para próximas ocasiones). No obstante, he de decir que cada minuto del filme, quizás quitando las últimas partes, mereció la pena.

Como cualquier cinéfilo poser, ya había visto previamente la mítica película ochentera de Blade Runner (1982), dirigida por Ridley Scott. Concretamente, tuve que verla para clase de Historia del Arte Contemporáneo – por todas esas referencias artísticas del expresionismo alemán que tiene –, y, aunque al principio me parecía un delito tener que ver una película tan “antigua” y “aburrida”, me acabé enganchando a la temática y a la forma en la que Ridley Scott nos presentaba un futuro tan gris y mecanizado. Además, salía Harrison Ford, con que me la imaginaba como una vuelta a la Guerra de las Galaxias y, eso, ¡me encantaba!

De modo que, cuando me enteré que iban a sacar una secuela 35 años después, no pude evitar que, por lo menos, me entrará la curiosidad. Lo mejor de todo fue cuando leí que estaba dirigida por el canadiense Denis Villeneuve, el director de La llegada (2016). No podían haber elegido a un mejor director para este filme, ya que es una propuesta que cuadra perfectamente con su estilo. Pero, ¿de qué trata la trama de Blade Runner?

 

ARGUMENTO

En la película de 1982, viajamos al año 2019, a una sociedad cuyos avances en la ingeniería genética han permitido a la poderosa Corporación Tyrell crear un robot a imagen y semejanza del ser humano, pero superior a él en fuerza y agilidad, y al cual se conoce como Replicante. Los replicantes son enviados a las colonias exteriores de la Tierra para trabajar como esclavos. Sin embargo, después de la sangrienta rebelión de un equipo de Nexus-6, estos son devueltos a la Tierra y declarados ilegales. Al mismo tiempo, una brigada especial de policía conocida como Blade Runners tienen la misión de dar caza y “retirar” a estos replicantes rebeldes. Con un grupo de replicantes fugitivos, Rick Deckard (Harrison Ford), el mejor agente que jamás ha existido en esta materia, es llamado de nuevo para “retirar” a estos. En su búsqueda, llegará a cuestionar, no solo la existencia de estos, sino la suya propia como humano.

30 años después de los acontecimientos ocurridos en Blade Runner (1982), el agente K (Ryan Gosling), un blade runner que se dedica a cazar replicantes, desentierra un secreto que llevaba mucho tiempo oculto y que hará peligrar los cimientos de la sociedad en la que vive. Su investigación le llevará a seguir la pista de Rick Deckard (Harrison Ford), un antiguo blade runner en paradero desconocido, que lleva desaparecido, efectivamente, 30 años. K se cuestionará su existencia como replicante y lo qué es realmente real.

 

OPINIÓN

En términos generales, Blade Runner es una búsqueda existencial del ser, donde se plantea la idea de que los replicantes pueden ser tan humanos, como los propios humanos. Al ver cualquiera de los dos filmes, te planteas qué es lo realmente real; ves humanos desapegados de sus emociones, al mismo tiempo que algunos replicantes comienzan a alejarse de su condición de robot y se acercan a una conducta más humana. Ellos tienen recuerdos y a través de ellos generan emociones, pero ¿se puede decir que estas emociones son reales, ya que parten de recuerdos implantados que no existen? Y los vínculos amorosos que generan entre ellos y con otros, ¿son también reales? Sinceramente, es una película de la que se pueden sacar un sin fin de ensayos filosóficos acerca de la condición del ser y que, sin duda, ha influido en el resto de películas que abarcan esta temática futurista del cine negro.

A través de escenas donde la fotografía de paisajes desérticos y desoladores tiene un gran peso para enriquecer la trama, de enormes edificios que se apelotan como cajas de zapatos en una ciudad donde piensas que no puede caber ni un alfiler más y donde todo está masificado, donde las diferencias sociales entre pobres y ricos son llevadas al extremo – el uso del color que emplean para representarlo es fundamental– y donde la publicidad con los últimos avances tecnológicos invade las calles, este filme nos presenta el extremo decadente al que la sociedad ha llegado. El ser humano ha abandonado su condición humana y se ha convertido en un número, un ser desprovisto de conciencia social y de valores morales, que vive en un mundo inerte y deshumanizado.

Entiendo que para muchas personas las largas escenas de paisajes les resulte aburridas. Sin embargo, creo que son necesarias para meterte de lleno en esta sociedad futurista – aparte de que, a nivel artístico y de composición, me parecen una verdadera obra de arte audiovisual.– Todo es desolación o masificación; la contaminación y la producción han terminado con cualquier atisbo de naturaleza, siendo esta sustituida por el factor de lo tecnológico. Si en la Edad Media se hablaba de teocentrismo y en el Renacimientos de antropocentrismo, en esta sociedad se puede hablar de tecnocentrismo. Todo está tan dominado por la tecnología y por lo irreal – llámalo mentira o engaño – que el propio protagonista, K, llega a preguntarle a Rick si su perro es un holograma – ¡no puede creerse que exista un ser vivo distinto al ser humano! – Incluso, llegamos a hablar de amor entre humanos y máquinas o máquinas y hologramas, como ocurre con el agente K y Joi (Ana de Armas) – como Blade Runner no se centra en exclusiva en este tema y es algo que puede llamar la atención, la película Her (2013) lo desarrolla con bastante profundidad para aquellos interesados.

 

BANDA SONORA

En cuanto a la banda sonora de la película… ¡Wow! Partiendo de la entrega original compuesta por Vangelis, Hans Zimmer (Inception, The Dark Knight, Gladiator, The Lion King) y Benjamin Wallfisch (It, Hidden Figures, Annabelle: Creation) tenían el listón muy alto. Sin embargo, a la vez que la sombra del increíble legado de Vangelis está presente a lo largo del filme, estos compositores han dejado también su propio sello: empleado sintetizadores antiguos – un Yamaha CS80 de finales de los setenta – combinados con innovaciones tecnológicas, han conseguido una rica variedad sonora que representa perfectamente este mundo y la visión del director Denis Villeneuve.

 

OBRA LITERARIA

Por último, me parece importante hacer una mención especial al creador de todo este universo que, como suele ocurrir, parte de una obra literaria: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, un novelista estadounidense de ciencia ficción que ha tenido una gran influencia dentro de este género.

 

De modo que si este fin de semana tenéis un ratito para ir al cine y no os importa estaros 2 horas y 43 minutos encerrados en una sala, acompañados por palomitas, una banda sonora increíble, el escuadrón que vosotros elijáis – importante ir acompañado, porque cuando salgáis, ¡vais a necesitar comentar con alguien la cinta! – y las expectativas de disfrutar de una de las mejores propuestas cinematográficas de 2017, sin duda Blade Runner 2049 es vuestra película.

¡¡Alerta!! Fundamental haber visto antes Blade Runner (1982)