Me gusta leerte despacio, como si cada palabra fuese la cuenta atrás de un nuevo comienzo. Contigo. Sin ti. Todavía no lo sé, pero quiero arriesgarme y lanzarme al vacío, al abismo que separa ahora mismo nuestros corazones confundidos. Tan extraños que dan vueltas entre sí, sin chocarse, queriéndolo hacer, sin atreverse a lanzarse, a salirse de órbita, mas allá del sistema en el que vivimos. Tan perdida que solo quiero perderme contigo y desaprender lo aprendido. Tan ausente que, de repente, te encuentro, un completo desconocido que me mira de frente y hace que las palabras vuelen, que cobren vida línea a línea sin que yo pueda detenerle. Tan inexperta que siento que vuelvo a empezar un juego que todavía no gané, del cual …