Una fina línea de gotas color escarlata se deslizaba por su blanquecina y suave piel, aquella piel que tantas veces había sido golpeada y maltratada por los entresijos del amor. Su mirada se perdía en un punto lejano de la pared de mármol blanco de calacatta, aquel que había elegido con las reformas de su nuevo hogar, con la ilusión de una recién casada dispuesta a cumplir su papel de buena mujer y complacer a su recién estrenado marido. Olía a su champú favorito, al champú de lavanda que le había acompañado toda una vida. Sin embargo, aquel olor dulzón se mezclaba con el amargo y seco aroma de los Lucky Strike. Un cigarrillo a medio consumir asomaba por sus labios, con la marca de …