Siento que me olvidé de mí hace tiempo, que me dejé caer en el cajón de lo ajeno, dejando de ver el vaso medio lleno, dejándome hundir por su propio peso. Seguí las pisadas de un extraño para al final descubrir que no llevaban a ningún lado. Solo fui un perro que se dedicaba a seguir a su amo. Sucumbí a los deseos de otros y olvidé cumplir los míos propios. Tan solo fui un juguete con el que su dueño se cansó de jugar. Me rompí y Andy no estaba allí para reparar el daño que otras manos hicieron. Pero lo peor de todo es que me dejé de querer por complacer los juegos de otros. Leer otros poemas de mi poemario