¡No sé si voy a llegar a tiempo! Uf, igual ya ni quedan entradas… No me lo puedo creer, tantos meses de espera y el día del estreno voy a perdérmelo por haberme quedado enganchada frente al espejo cantando canciones de Abba… ¡Solo podía ocurrirme a mí! Pero no, al final llego a tiempo y ¡todavía quedan entradas! Una vez dentro de la sala de cine, cargada con mi bolsa de palomitas de El Rincón y mi botella de Coca Cola – sí, pertenezco a ese gran porcentaje de personas que entran comida al cine para no tenerse que gastar aún más dinero en cualquiera de los menús que te ofrecen dentro –, espero a que las luces se apaguen. Estoy nerviosa, llevo tanto tiempo …