8:17 a. m. Estoy en un café de la Plaza San Sebastián, creo que se llama Nuevo Olé. No lo recuerdo, cuando he entrado por la puerta todavía arrastraba el sueño que las sábanas no han logrado atrapar esta mañana. Huele a granos de café, a napolitana de chocolate y a un festín de sabores que poco a poco van despertando a mi olfato dormido. Se respira paz, la calma de un amanecer que poco a poco se quita las legañas para despertar a la ciudad que todavía duerme. Dejo mi bolso y mi abrigo en una mesita que hay frente a una ventana con vistas a la fuente. Menos mal que mi padre no me ve, le daría algo si supiese que estoy dejando …