¿TE CONOZCO? Capítulo 1: El autobús (segunda parte)

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– Voy a preguntarle al conductor qué es lo que ocurre. – Vale, genial. Eso, sí. Yo que tú le intentaría ponerle un bozal antes de hablarle, porque después de los ladridos que ha dado antes… –ni si quiera acabé de hablar que mi acompañante salió a toda prisa, haciendo caso omiso a mi estúpida broma. Le seguí con la mirada, incorporándome en cuanto mi pequeña altura me impidió vigilar su paso desgarbado. De rodillas y asomándome entre la fila de asientos, estuve pendiente de lo que ocurría en el morro del gran vehículo. – ¡Eh, tú! ¿Qué haces aquí de pie? ¡Ya te estás sentando! –ladró con una voz de mastín viejo. – Sí, pero perdone… – ¡Ni perdón ni hostias en vinagre! –le …

¿TE CONOZCO? Capítulo 1: El autobús (primera parte)

Ilustración: 中 鸟 Pin it

Íbamos en un autobús que parecía que se iba a desmontar en cualquier momento. Cada pocos kilómetros, el motor estallaba en una serie de pequeñas explosiones que nos hacían pensar que, en el siguiente tramo, íbamos a quedarnos tirados en mitad de la carretera. Un extraño ruido metálico, similar al de un montón de herramientas moviéndose de un lado a otro dentro de una caja, llenaba el silencio somnoliento del auto. No podía parar de preguntarme si lograríamos llegar a nuestro destino sin terminar perdiéndonos en mitad de la nada. Mientras tanto, intentaba hacer caso omiso a esos extraños sonidos que inundaban el silencio de la noche, mirando a través de la ventanilla a un paisaje que estaba sumergido en la oscuridad. No había ningún …

Tomemos un café en El Cielo

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Corría como nunca antes lo había hecho. A pasos de gigante intentaba alejarme de aquel horrible recuerdo. Mi respiración se entrecortaba con cada zancada que daba. No podía pararme. No, tras haber visto aquel charco de sangre bajando en sinuosas curvas espesas. No podía. El olor a metal me perseguía y podía llegar a notar su sabor oxidado en mi garganta, presa de aquel frío de comienzos de noviembre. No hacía mucho que me había mudado a aquel piso en pleno centro de la ciudad. Su propietario estaba desesperado por venderlo y, teniendo en cuenta mi precaria situación económica, resultó ser una ganga. A pesar de su bajo precio, resultó ser un piso fantástico y, aunque sus habitaciones no eran especialmente grandes, tenía dos plantas …

La casa de mis sueños

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En aquel pueblo los rumores estaban a la orden del día, se podría decir que formaban tan parte del lugar como los propios habitantes. Se acumulaban como el polvo en las estancias de cada casa, volviéndose poco a poco parte de las historias populares que llenaban las conversaciones de sus vecinos. Siempre se repetían los mismos cuentos llenos de chismes y supersticiones y daba igual el lugar en donde apareciesen: en el pequeño y siempre vacío mercado, donde los comerciantes intentaban vender sus escasos y caducos productos; en la escuela, cada vez más llena de aulas sin niños y libros que se deshacían como el hojaldre; en las granjas que se habían quedado sin más animales que sacrificar o criar; en los campos secos y …

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